miércoles, 8 de octubre de 2008

EL TEMA DEL VIAJE EN LITERATURA.

En el ámbito de la tradición literaria, uno de los temas que adquiere una significativa relevancia es el viaje, indudablemente porque representa, de un modo u otro, la existencia humana misma. Adquiere, por lo tanto, el estatus de un símbolo o metáfora de la vida humana con variables que permiten establecer sus diversos sentidos en el plano de la interpretación de una cantidad importante de obras, reconocidas como clásicas y parte del bagaje cultural de una persona en nuestra sociedad. En ellas el viaje constituye el concepto que estructura todos sus elementos, como ocurre en La Odisea, La Divina Comedia, El Quijote, Los viajes de Gulliver, La montaña mágica, algunos cuentos de hadas, etc. El dominio de los sentidos que adquiere el viaje, por lo tanto, en la tradición literaria, como muchos otros temas, resulta fundamental para orientar a los estudiantes hacia una comprensión apropiada de tales obras y obtener aquellos aprendizajes que les permitan dar sentido a variados aspectos de la vida humana, tanto propia como de otros. Si se considera la vida común y corriente de los seres humanos, el viaje constituye una actividad cotidiana, habitual, con un propósito definido (realizar un trabajo que permite la subsistencia, un trámite en alguna oficina, visitar a alguien, ir de compras o a divertirse, etc.) no exenta de posibilidades insospechadas que muchas veces rompen nuestros esquemas rutinarios de vida. Un viaje en el metro, en un bus de una ciudad a otra, en una embarcación para ir de un puerto a otro, tiene un sentido predeterminado, pero que muchas veces adquiere rumbos impensados que definen nuestra vida hacia horizontes fuera de nuestros cálculos. Podemos afirmar que nuestra condición de transhumantes se proyecta permanentemente en nuestras formas de vida y la literatura, como representación de ellas, no hace más que dar al viaje aquellos sentidos prioritarios que preocupan a los seres humanos. En todas las literaturas el viaje simboliza una aventura y una búsqueda, se trate de un tesoro, o de un simple conocimiento, concreto o espiritual. En último término, tiene un sentido en cuanto significa la búsqueda de la verdad, de la paz, del descubrimiento de un centro y, en definitiva, del encuentro del sentido de la propia existencia; por esta razón, el viaje, en realidad, se efectúa en el propio interior del ser, y expresa un profundo deseo de cambio interior, una necesidad de experiencias nuevas y que, según Jung, es testimonio de una insatisfacción que impulsa al ser humano hacia la búsqueda y el descubrimiento de nuevos horizontes. De este modo, el viaje aparece, y la vida misma lo es, como un destino insalvable, inevitable: el hombre necesita buscar y conocer. Esta necesidad se convierte en una demanda, para lo cual tiene que huir de sí mismo y de su propia realidad, para enfrentarse a una realidad nueva que le permitirá volver sobre sí mismo y darle un sentido nuevo a su existencia. En términos generales, en el ámbito de la tradición literaria, distinguimos algunas formas arquetípicas del modo como se ha representado el tema del viaje. De algún modo, todas sus variables se inscriben en alguna de las siguientes formas: el viaje a los infiernos, el viaje interior y el viaje por diversos espacios terrestres y sociales.

2 comentarios:

byron319 dijo...

gracias por el material...muy util.

ELIZABETH ZENDRINI C. dijo...

Byron319, por nada. Nos vemos!!