domingo, 15 de agosto de 2010

CONTEXTO DE PRODUCCIÓN DE "EL PERFUME."

Es la primera novela del escritor alemán Patrick Süskind, publicada en 1985 bajo el título original Das Parfum, die Geschichte eines Mörders. Inmediatamente se convirtió en un best-seller, traducido a más de cuarenta lenguas en todo el mundo.
Estructura
El libro se compone por 4 partes, divididas en 51 capítulos:
• Primera parte: Capítulo 1 al 22: Corresponde a la infancia de Grenouille hasta su aprendizaje con Baldini. En ese momento deja París para viajar a Grasse. Abarca 18 años, desde 1738 a 1756, los que pasa completamente en París.
• Segunda parte: Capítulo 23 al 34: Grenouille se aísla en las montañas, para luego encontrarse con el marqués y retomar su viaje a Grasse. Abarca 7 años, que se desarrollan principalmente en los Montes de Cantal.
• Tercera parte: Capítulo 35 al 50: Grenouille llega a Grasse, mata a las jóvenes más bellas de la ciudad, incluyendo a Laura, para poder concretar su plan del "perfume perfecto". Abarca 3 años.
• Cuarta parte: Capítulo 51: Corresponde al regreso a París y muerte de Grenouille, hecho que ocurre el 25 de junio de 1767 a los 29 años.
El libro
El libro ha sido traducido a 46 idiomas y ha superado los 15 millones de ejemplares vendidos. La mayoría de las ediciones muestran en la portada la misma imagen: un detalle de la pintura Jupiter y Antíope de Antoine Watteau.[1] La axila desnuda de Antíope simboliza la seducción por medio del olor corporal. Gracias al libro, la imagen ha alcanzado en todo el mundo fama considerable. Una excepción la constituye la edición de bolsillo de los Estados Unidos, donde está prohibido representar un pezón desnudo de mujer.
Realizó estudios de Historia medieval y Moderna en la Universidad de Múnich y en Aix-en-Provence entre 1968-1974. En la década de 1980 trabajó como un guionista televisivo, para Kir Royal y Monaco Franze entre otros.
Su padre, Wilhelm Emanuel Süskind, fue escritor y traductor, trabajó durante largo tiempo en el periódico alemán Süddeutsche Zeitung. Su hermano mayor, Martin E. Süskind, es periodista.
Su primera obra fue un monólogo teatral titulado El contrabajo, estrenado en Múnich en 1981, que en la temporada 1984/85 ofreció 500 representaciones, convirtiéndose así en la pieza de teatro de idioma alemán con mayor duración en cartel y es hoy en día continuamente repuesta en teatros alemanes e internacionales. Pero su éxito llegó con su novela El perfume (1985), traducida a 46 lenguas, entre ellas el latín, rápidamente convertida en un bestseller con aproximadamente 15 millones de ejemplares vendidos y convertida en éxito cinematográfico del año 2006 por el director Tom Tykwer, después de que, tras 15 años de arduas negociaciones, Constantin Film asumiera los derechos y costes de desarrollo (aproximadamente unos 10 millones de euros). Otras obras suyas son: La Paloma (1988), La historia del señor Sommer (1991), Un Combate y otros relatos (1996).
Süskind concede rara vez entrevistas, no aparece en público y ha rechazado varios reconocimientos, como los premios de literatura Gutenberg, Tukan y FAZ. Tampoco acudió al estreno internacional de la versión cinematográfica de El Perfume en Munich. Existen muy pocas fotografías suyas, aunque en la película para televisión Monaco Franze hace un pequeño cameo en el noveno episodio.

CONTEXTO DE PRODUCCIÓN DE DON JUAN TENORIO

Don Juan Tenorio es un drama que ha fascinado a los críticos y al público desde su primera representación en Madrid en marzo de 1844. Aunque tardó unos años en llegar a convertirse en el drama más popular del repertorio tradicional español, no cabe duda de que la fuerza artística de los personajes, la belleza poética de los versos y la profundidad religiosa de su mensaje han seducido e inspirado a generaciones de lectores y espectadores españoles. Sin embargo, existe una gran diversidad de opiniones sobre su interpretación: los críticos no saben qué hacer con este drama ni están de acuerdo en cómo comprenderlo. En particular, no saben cómo tratar tantos elementos fantásticos (irracionales) de su contenido. El mismo Zorrilla, años después del estreno, se arrepintió de las «extravagancias» que había incluido en su drama y trató, naturalmente sin éxito, de «corregir» su producción para producir un drama más realista. Trató incluso de convertirlo en zarzuela.
Más que todo, lo que les ha molestado a los críticos son las faltas de buen sentido y racionalidad en que Zorrilla incurrió al incluir en su drama tantas escenas fantásticas e improbables como la primera del segundo acto de la Segunda Parte, cuando el Comendador entra en el aposento de Don Juan sin molestarse en abrir la puerta cerrada («La estatua de Don Gonzalo pasa por la puerta sin abrirla, y sin hacer ruido» ), o la cuarta escena del primer acto de la Segunda Parte, cuando las flores y el llorón en la tumba de Inés se cambian en una «apariencia» . O cuando «trasparéntase en la pared la sombra de doña Inés» . Si añadimos estas escenas a otras que contienen sombras que aparecen, desaparecen y hasta hablan; esqueletos que se mueven; tumbas que se abren y cierran por sí solas; cenas que consisten en carne de serpiente, huesos humanos y fuego; y otras cosas por el estilo, empezamos a entender las enormes dificultades que han obstaculizado la comprensión de esta producción que lleva la etiqueta crítica de «romántica».
El Romanticismo fue un movimiento estético que se originó en Alemania a fines del siglo XVIII como una reacción al racionalismo de la Ilustración y el Neoclasicismo, dándole preponderancia al sentimiento. Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Alemania a Inglaterra, Francia, Italia, España, Rusia, Polonia, Estados Unidos y las recién nacidas repúblicas hispanoamericanas.



La palabra romanticismo viene del adjetivo inglés romantic. Término que se comenzó a usar alrededor del siglo XVII en Inglaterra para señalar la naturaleza aventurera de las novelas de caballería llamadas romance. En Francia, también existía el término roman, cuya significación era la misma.
Posteriormente, la palabra tuvo un cambio semántico, designando al sentimiento que inducía los paisajes, y los castillos en ruinas. John Evelyn en el año de 1654, alude dichos paisajes con el calificativo de "un paisaje muy romántico" refiriéndose a los alrededores de Bath. Similarmente en el año de 1666, Samuel Pepys describe un castillo como "el más romántico".

El Romanticismo fue una reacción contra el espíritu racional e hipercrítico de la Ilustración y el Neoclasicismo.

De forma diferente a la Ilustración dieciochesca, que había destacado en los géneros didácticos, el Romanticismo sobresalió sobre todo en los géneros lírico y dramático (en este se crearon géneros nuevos como el drama romántico). Pero, también se crearon algunos géneros nuevos en narrativa, como la novela histórica, fruto del escocés Walter Scott, la novela gótica o novela de terror, la novela de ciencia-ficción (anglicismo que cabría sustituir por ficción científica), cuya primera obra es el Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley), o la leyenda en prosa o verso, cultivado este último género por Zorrilla o Bécquer. Incluso el género didáctico pareció renovarse con la aparición del artículo de costumbres.

El estilo vital de los autores románticos despreciaba el materialismo burgués y preconizaba el amor libre y el liberalismo en política, aunque hubo también un Romanticismo reaccionario, representado por Chateaubriand, que preconizaba la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media. El idealismo extremo y exagerado que buscaba en todo el Romanticismo encontraba con frecuencia un violento choque con la realidad miserable y materialista, lo que causaba con frecuencia que el romántico acabara con su propia vida mediante el suicidio. La mayoría de los autores románticos murieron jóvenes.











Romanticismo español:

José de Espronceda es el prototipo de poeta romántico en España. Liberal exaltado, activista político y lírico desbordado, su temprana muerte a los 34 años lo convirtió en el poeta del Romanticismo español por excelencia.
En España el movimiento romántico tuvo precedentes en los afrancesados ilustrados españoles, como se aprecia en las Noches lúgubres (1775) de José de Cadalso o en los poetas prerrománticos (Nicasio Álvarez Cienfuegos, Manuel José Quintana, José Marchena, Alberto Lista...), que reflejan una nueva ideología presente ya en figuras disidentes del exilio, como José María Blanco White. Pero el lenguaje romántico propiamente dicho tardó en ser asimilado, debido a la reacción emprendida por Fernando VII tras la Guerra de la Independencia, que impermeabilizó en buena medida la asunción del nuevo ideario.
Durante la Década Ominosa en España (1823-1833) vuelve a instaurarse un régimen absolutista, y quedan suspendidas todas las publicaciones periódicas, las universidades cerradas y la mayoría de las principales figuras literarias y políticas en el exilio; el principal núcleo cultural español se sitúa, sobre todo, en Gran Bretaña y Francia. Desde allí, periódicos como Variedades, de Blanco White, contribuyeron a fomentar las ideas del Romanticismo entre los exiliados liberales, que paulatinamente fueron abandonando la estética del Neoclasicismo.
En la segunda década del siglo XIX, el diplomático Juan Nicolás Böhl de Faber publicó en Cádiz una serie de artículos entre 1818 y 1819 en el Diario Mercantil a favor del teatro de Calderón de la Barca contra la postura neoclásica que lo rechazaba. Estos artículos suscitaron un debate en torno a los nuevos postulados románticos y, así, se produciría un eco en el periódico barcelonés El Europeo (1823-1824), donde Buenaventura Carlos Aribau y Ramón López Soler defendieron el Romanticismo moderado y tradicionalista del modelo de Böhl, negando decididamente las posturas neoclásicas. En sus páginas se hace por primera vez una exposición de la ideología romántica, a través de un artículo de Luigi Monteggia titulado Romanticismo.
Por otro lado, algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833. La poesía del romántico exaltado está representada por la obra de José de Espronceda, y la prosa por la figura decisiva de Mariano José de Larra. Un romanticismo moderado encarnan José Zorrilla (dramaturgo, autor del Don Juan Tenorio) y el Duque de Rivas, quien, sin embargo, escribió la obra teatral que mejor representa los temas y formas del romanticismo exaltado: Don Álvaro o la fuerza del sino.
Un Romanticismo tardío, más íntimo y poco inclinado por temas político-sociales, es el que aparece en la segunda mitad del siglo XIX, con la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, la gallega Rosalía de Castro, y Augusto Ferrán, que experimentaron el influjo directo con la lírica germánica de Heinrich Heine y del folclore popular español, recopilado en cantares y otros moldes líricos, que tuvo amplia difusión impresa en esta época.

Vocabulario: "DON JUAN TENORIO."

VAREA - PLUGIERA - ESTROPICIO - ORBE - SEGLAR

CARESTÍA - GUARISMO - HOMILÍA - EMBOZADO - VERJAS

LENGUARACES - FRONTISPICIO - CELOSÍA - BERGANTÍN

AVILANTEZ - SUNTUOSIDAD - FORASTERO - SUCINTAMENTE

QUIMERISTA - PROFANAR - FULGOR - ABONAR - FUROR

PANTEÓN - TRANCE - SUMO - DELIRIO - DIÁFANO

ALBRICIAS - ALCÁZAR - BOATO - PAVOR - SACRÍLEGO

CANICULAR - PERENTORIO

Vocabulario: "EL PERFUME."

EDREDONES - LEJÍAS - COLIJO - MAGULLADO - HACINAMIENTO

LEVITA - ADULTERADOR - EXUBERANCIA - PRODIGIO - LETÁRGICO

DESMESURADO - NAUSEABUNDOS - INQUILINOS - GÉLIDO - AZAHAR

JÚBILO - ÉXTASIS - GORGOTEANDO - HALAGOS - REFULGÍA

INTEMPERIE - MINUCIOSO - CONSTERNACIÓN - DESTILACIÓN

APREMIANTES - LEVITAS - AVIDEZ - GIMOTEABA - BALBUCEO

CREPÚSCULO - ESPÁTULA - GRAZNÓ - VOLATILIZAR - BARCAZAS

INCIPIENTE